Hoy
alguien me llamó por la
espalda con una palmada:
mi mundo se agolpó de alegría,
sentí que mi vida
tomaba nuevo rumbo.
Después de años de vivir
arrinconado mirando pasar
a la gente,
alguien en
mí
había reconocido a alguien.
En ese instante olvidé todo
lo malo que había sucedido,
la dicha subió de mis uñas
al corazón,
la felicidad me embriagó hasta
las orejas.
Cuando
volteé para abrazar al sin duda,
mi amigo
-cuando giré abrasado
de amor-
aquél balbuceó con rostro
extraño y
grave:
- Disculpe, lo confundí con un amigo.
Y se alejó.
Poema
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